Bantaba

INTRODUCCIÓN

Todos los caminos llevan a Roma (a Washington, habría que decir en la actualidad). Y es que alrededor de la deuda externa no sólo gravitan las posibilidades de desarrollo de los países empobrecidos, sino gran parte de las posibilidades de afrontar con éxito la crisis ecológica que amenaza nuestro planeta. Más que una deuda financiera, esta línea sutil que divide a los países en acreedores (países enriquecidos) y deudores (países empobrecidos) perpetúa unas relaciones de intercambio injustas basadas en la explotación, por parte de los primeros, de los recursos naturales y humanos de los segundos. Sin embargo, bajo el prisma de la crisis ambiental global (cambio climático, destrucción de la capa de ozono, contaminación del medio físico y agotamiento de recursos naturales), nos encontramos con que deudores y acreedores intercambian sus papeles, convirtiéndose los enriquecidos del Norte en deudores netos de los empobrecidos del Sur.
El concepto de deuda ecológica encierra la obligación contraída por los países enriquecidos como consecuencia del expolio continuo de los recursos naturales de los países empobrecidos, un intercambio comercial desigual y el aprovechamiento exclusivo del espacio ambiental global como sumidero para sus residuos. El proceso de explotación de los recursos naturales del Sur, iniciado en la época colonial, no ha dejado de aumentar en la medida en que continúan aumentando los cuatro componentes de la deuda ecológica: la deuda del carbono (deuda adquirida por los países industrializados con motivo de su desproporcionada contaminación de la atmósfera a través de los gases de efecto invernadero), la biopiratería (apropiación intelectual con fines mercantiles de saberes y conocimientos locales e indígenas por parte de laboratorios de países industrializados, prohibido bajo el Protocolo de Cartagena), los pasivos ambientales (conjunto de daños al entorno natural que provocan empresas transnacionales en sus actividades en países del Sur) y el transporte de residuos tóxicos (originados en los países enriquecidos y depositados en países empobrecidos, prohibidos bajo la Convención de Basilea aunque EE.UU. es el único país enriquecido que no ha firmado).
Entonces, ¿quién debe a quién?. Esta pregunta, aparentemente sencilla, encierra las claves del nuevo orden económico internacional. La deuda ecológica pone en cuestión las relaciones Norte-Sur y con ello el pago de la deuda externa que, por otro lado, no hace sino aumentar el deterioro ambiental y, por tanto, la propia deuda ecológica. En 2000, el servicio de la deuda de los países empobrecidos (2 billones €) supuso la séptima parte de la deuda del carbono generada ese mismo año (14,5 billones €). Contrariamente a lo que se piensa, el Sur continúa financiando el desarrollo del Norte. Se hace necesario, por tanto, ampliar la sensibilización ciudadana en los países enriquecidos sobre las relaciones Norte-Sur y el comercio ecológicamente desigual. Al mismo tiempo, los agentes sociales implicados en el desarrollo sostenible (grupos ecologistas, sindicatos, etc.) deben vigilar y evaluar críticamente la actitud y responsabilidad de las actividades de las empresas transnacionales no sólo en sus países de origen sino en el exterior de sus fronteras. La deuda ecológica nos permite ver el mundo en un sencillo juego de espejos donde el actual drenaje de recursos del Sur hacia el Norte se invierte y es el Norte quien debe financiar el desarrollo del Sur, no sólo por equidad sino por sostenibilidad y justicia ambiental.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

  • Entender la relación existente entre desarrollo y medio ambiente
  • Examinar el concepto de deuda ecológica y sus implicaciones
  • Analizar las relaciones Norte-Sur en términos ecológicos
  • Conocer los movimientos sociales que trabajan en torno al reconocimiento de la deuda ecológica

PROGRAMA

  • Medio ambiente y desarrollo. Estado del medio ambiente global
  • Clarificación de conceptos: deuda ecológica e implicaciones
    • Metodología para el cálculo de la deuda ecológica
  • Luchas y resistencias en torno a la deuda ecológica: el caso de la Amazonía ecuatoriana
  • Conclusiones del curso

DESCRIPTORES

Deuda ecológica. Medio ambiente y desarrollo. Deuda del carbono. Economía ecológica.

A QUIÉN SE DIRIGE

El curso se dirige a estudiantes universitarios, organizaciones ecologistas, ONGD, movimientos sociales y entidades que trabajan en el campo de la cooperación al desarrollo y, en general, a todas aquellas personas interesadas en profundizar en la economía ecológica y las relaciones internacionales.

DURACIÓN

9 horas

RECURSOS TÉCNICOS

Proyector de transparencias, equipo audiovisual, papelógrafos, rotuladores, fotocopias.